Era la última gran cima que me quedaba del Pirineo. Y no era una cualquiera, no. Hablamos del techo francés de la cordillera y el cuarto macizo en importancia. Así que con la ayuda y compañía de un compañero de trabajo hemos acometido el esfuerzo que es coronar su cúspide. En dos días para el recuerdo, hemos pernoctado en el refugio de Baysellance, el de más altura del Pirineo, para subir al día siguiente a este coloso que no deja indiferente. El glaciar y la trepada final por la roca son sus grandes dificultades. Así sabe mejor la recompensa, cuando se sufre un poco. Un grande el Vignemale.
Ubicación: Macizo de Vignemale, Pirineos, Francia.
Cima: Vignemale (3.298m).
Desnivel acumulado: 978m+868m de subida y 1.774m de bajada.
Distancia: 6,91km+15,1km.
Duración: 3h y 15min el primer día y 7h y 40min el segundo día.
Acceso: Partimos desde las inmediaciones de la presa de Ossoue. En Gavarnie tomamos a la derecha en una curva de herradura y seguimos la estrecha vía asfaltada. Luego pasa a ser una pista, en la que hay que circular con precaución. Nosotros aparcamos en la cabaña de Milhas, antes de llegar a presa.
19/6, 12:06. Dejamos el coche en la cabaña, porque es bajo y no me gusta que sufra en la pista...
Cargados con las mochilas (saco, ropa, comida, bebida...) vamos avanzando por la pista con el macizo de Vignemale de fondo.
Vemos que algunos vehículos apuran hasta el final de la pista, al lado de la presa y el embalse.
Llaneamos hasta la entrada del valle que sube al refugio.
Se trata de un bello sendero que serpentea por los barrancos y cruza tres neveros.
La cascada que aparece en todos los reportajes del Vignemale.
Cruzamos los neveros sin problema. Con las dos olas de calor de mayo y junio, seguro que hay menos nieve de la habitual para un mes de junio.
Vamos remontando la ladera con esfuerzo. No suelo llevar tanto peso en la mochila y hace calor, aunque nos ha salido un día ventoso.
Sorprendemos a dos rebecos (y a muchas marmotas).
Nos cruzamos con gente que baja feliz y pensamos en que mañana, si todo va bien, nosotros estaremos en su lugar. Siempre me pasa eso en las grandes cimas del Pirineo.
Llegamos a las grutas de Bellevue.
Justo al lado, está el desvío al refugio. La otra senda se encamina al glaciar, pero eso es para mañana.
Todavía no hemos comido y ya tenemos ganas de llegar al refugio.
Allí asoma, en ese promontorio.
15:15. Refugio de Baysellance (2.628m). Parada y fonda. La idea era subir el Petit Vignemale por la tarde, que está a tiro del refugio, pero el fuerte viento nos echa para atrás.
Así que nos quedamos en el refugio, echando la siesta, tomando una cerveza y conociendo a los demás montañeros. Allí al fondo, el circo de Gavarnie.
Y los ojos, claro, se van a la Brecha de Rolando.
Nos levantamos a las seis y media de la mañana y desayunamos en el refugio. Las nubes se están yendo del Vignemale.
7:44. Salimos del refugio por el camino de la víspera. No hace tanto viento, así que marchamos ilusionados. Pero también concentrados. Sabemos que todavía es pronto para sonreír.
Para no perder tanta altura, no es necesario descender hasta las grutas de Bellevue. Hay un hito que invita a trazar una diagonal, primero por una pendiente inestable y luego por una pedrera roja.
Para llegar a la base del glaciar. Un año normal, en junio, eso estaría cubierto por la nieve. Pero ahora es diferente.
Así que vamos apurando por el caos de rocas, siguiendo los hitos.
Vale, en este punto, nos calzamos los crampones.
Y ya cómodos y seguros, enfilamos el plateau.
La huella está abierta por el extremo derecho del glaciar (norte).
Y nos plantamos rápido en la base, justo cuando la huella gira (aquí hay más pendiente).
Cruzamos la rimaya, nos quitamos los crampones, guardamos el bastón y nos ponemos el casco. Falta la trepada final.
Es una pared con múltiples opciones de subida. Y hay que andar con cuidado, sobre toso si va mucha gente porque pueden tirar piedras.
En ese sentido, tuvimos suerte porque subimos solos. Y al final, se vuelve en modo escaleras.
Jabi ya está en la cresta.
10:41. Vignemale (3.298m), en tres horas desde el refugio.
Gran alegría en la cumbre y magnífica panorámica.
Garmo Negro.
Picos del Infierno.
Midi d'Ossau.
Balaitous.
Monné.
Cabaliros.
Midi de Bigorre.
Neouvielle.
Pic Long.
El refugio donde nos han tratado estupendamente.
El embalse de Ossoue.
Lago de Gaube, en el otro acceso francés.
Tendeñera.
Sabocos.
Peña Telera y resto de la Partacua.
Collarada.
Decidimos bajar para comer más tranquilos más abajo.
Ahora suben tres montañeros.
Otra vez en la rimaya nos calzamos los crampones.
Y emprendemos un retorno feliz. Es, quizá, la imagen que resume la jornada. Con la cima en el bolsillo y Gavarnie como telón de fondo, es cuando el cuerpo se relaja y asimila lo logrado. Es la foto que tantas veces habías visto. Y ahora eres tú el que está ahí...
Casi me olvido de las cuevas del conde Russell. El glaciar ya no llega a su base...
Otra imagen espectacular. El Pitón Carre y la punta Chausenque.
Bajamos muy rápidos con los crampones, ahora apurando todos los neveros que podemos.
Hasta que llegamos al punto donde hemos guardado el saco para aligerar peso. Ahí comemos.
Faltaba Gavarnie.
Taillon y Gabietos.
Astazous y Marboré.
Ahora sí, felices, y sin hambre, bajamos por el camino de la víspera. Ahora somos nosotros los que sonreímos a los que suben.
Es una bajada que se hace larga, aunque uno baja radiante.
Qué bonito es el Pirineo.
El precioso valle de Ossoue.
Tras casi ocho horas de caminata, llegamos al coche. La última mirada se va al Vignemale. Ahí hemos estado. La mejor cima para cumplir los 40.
Y estos fueron nuestros tracks:
ver track primer día
ver track segundo día
LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 5. Iitinerario de alta montaña. Desnivel y distancia que hay que superar en dos jornadas. Las condiciones del glaciar pueden elevar la dificultad, pero los crampones son obligatorios. Casco recomendable para la trepada final, que es más peligrosa de lo que pueda parecer. A hacer en compañía de alguien más experimentado.
BELLEZA DEL ITINERARIO: 5. El recorrido es precioso y tiene la mística de dormir en un refugio. El progreso por el glaciar sobrecoge y las vistas son de primera. Recuerdo para toda la vida.
IMPORTANCIA DE LA CUMBRE: 5.
Así fue la conquista al Vignemale. El último grande.
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