Viene de aquí: ver repor
Posiblemente, el hito del año. El miércoles completamos una de las travesías más gratificantes del Pirineo. Unimos las estaciones de esquí de Formigal y Candanchú con las ascensiones a dos cimas emblemáticas como el Vértice y el Pico Anayet, y a continuación progresamos por la Canal Roya, un auténtico vergel de la cordillera, para finalizar muy cerca del cuartel de Rioseta. El día salió maravilloso y hollamos las dos cimas, la segunda de ellas con un inconfundible sabor mítico. Todo salió perfecto, la vida puede ser maravillosa.
Ubicación: Macizo de Anayet, Pirineos, Huesca.
Cimas: Vértice de Anayet (2.559m) y Pico de Anayet (2.545m).
Desnivel: 925m.
Distancia: 20km.
Duración: 8h y 10min.
Acceso: Partimos desde la zona conocida como Corral de las Mulas, a escasos dos kilómetros del alto del Portalet. Desde la estación de esquí de Formigal, subimos hacia Francia y estamos atentos a la salida que marca "Telesilla de Anayet". En temporada invernal podremos ir con el coche hasta los remontes; ahora debemos dejar el coche en la borda ganadera que hay al lado de la carretera. Existe una explanada a mano derecha. Ojo, porque el mapa marca Formigal.
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8:45. Ya os he contado en el primer reportaje de esta serie (está en la cabecera del hilo) que el martes por la tarde el cielo se nubló y nos acostamos con dudas. Pero, afortunadamente, el amanecer fue una auténtica maravilla y tras desayunar y preparar la mochila nos plantamos en el Corral de las Mulas antes de las nueve de la mañana. Como os he dicho antes, esta barrera cierra el paso a los vehículos cuando se acaba la temporada del esquí y debemos aparcar justo a la derecha. Al fondo vemos las edificaciones de Formigal, adonde nos llevará la carretera.
Echamos un vistazo atrás y se nos cae la baba...
El viento que entra por el Portalet nos sacude con bastante virulencia y provoca que no andemos cómodos en los primeros metros de la marcha. Pero la carretera enseguida se refugia en las laderas, el viento deja de azotarnos y aprovechamos para enseñaros la tranquilidad de los habitantes del valle.
Emerge el gran Balaitous, acompañado de los Frondellas (primer tresmil occidental).
Llegamos al horror de Formigal, sin duda lo más feo que veremos en toda la jornada, y lo atravesamos con celeridad. Debemos avanzar al fondo, donde nace el sendero con las marcas rojas y blancas (GR-11) que nos guiarán a lo largo del día.
9:15. El sendero va a coger la espalda del pico de la Garganta, la cima picuda que aparece en la anterior foto.
Y aparece el agua. Una de las protagonistas de la jornada.
Y las queridas marmotas.
9:30. Llegados al fondo, giramos a la derecha y enfilamos el barranco de Culibillas. Allí arriba, donde la flecha, saldremos dentro de un rato.
El agua nos regala estampas preciosas. Caía con mucha fuerza.
Tuvimos mucha suerte con el tiempo, como se puede comprobar...
Este barranco es muy propicio para ver marmotas, sobre todo a primeras horas del día. Si se está atento se pueden ver con facilidad, e incluso escuchar los curiosos sonidos que emiten para avisar de nuestra presencia al resto de compañeras.
Vamos remontando el barranco de Culibillas mientras el sol pega con justicia.
Atravesamos los primeros neveros sin importancia.
La picuda cumbre va quedando atrás.
Y la panorámica sobre varios colosos del pirineo central se extiende.
Tras atravesar el arroyo unas cuantas veces, el sendero enfila decididamente hacia la vaguada superior.
Parecía la mismísima Cola de Caballo...
A nuestra izquierda (sur) asoma el Arroyeras, techo del macizo de Anayet.
10:30. Llegamos al valle colgado de los ibones de Anayet, uno de los lugares con más encanto de los Pirineos. Primeramente nos fijamos en el Espelunziecha (2.396m), que cierra el circo por la derecha (este).
De frente tenemos las dos cimas del día y, marcado con la flecha, el collado al que debemos llegar.
Prolongación de la pano anterior hacia la izquierda (sur).
El paisaje que nos encontramos fue, sorprendentemente, todavía invernal. Pero este rincón pirenaico desprende magia por todos los costados. Como curiosidad, conviene destacar que los dos ibones son como dos hermanos mal avenidos. El más grande, el oriental, vierte sus aguas al barranco de Culibillas y al río Gállego. Mientras tanto, el pequeño lo hace a la Canal Roya y, por consiguiente, al río Aragón.
Con el sempiterno Midi.
10:45. Tras comer algo e hidratarnos, emprendemos la marcha hacia el visible y evidente collado de Anayet.
Comenzamos a vislumbrar varias cimas francesas de relevancia.
La nieve comienza a ganar terreno a la hierba, que aún no ha brotado por estos lares.
El Pico Anayet llama nuestra atención. No venía a los ibones de Anayet desde que era un renacuajo, y esta cumbre estaba en la lista de pendientes.
Nos mentalizamos para superar ese pequeño corredor.
Ganamos la zona rocosa rojiza del medio y superamos los últimos metros con paciencia.
11:25. Estamos en el collado de Anayet, a más de 2.300 metros de altura. Nos tomamos un pequeño descanso.
La cámara echa humo. Los colosos del Pirineo quieren salir en la foto.
A la izquierda del collado tenemos el Vértice de Anayet. Vamos a por él por un sendero cómodo.
Últimos metros antes de coronarlo. Llama la atención el color rojizo de este sector pirenaico. Es el magma solidificado, testigo de las convulsiones volcánicas de este macizo (como el Midi d'Ossau).
11:45. Vértice de Anayet (2.559m), tras tres horas de marcha. El Pirineo se descubre ante nosotros.
La foto que todo el mundo que se acerca por aquí saca.
Todos los ilustres están presentes.
El Sesques y el Midi cierran los 360º.
La Punta Escarra, otra cima que atrae la mirada.
Paisaje invernal de los ibones de Anayet.
12:00. Comemos algo con rapidez y bajamos de nuevo al collado. Llevo tiempo fijándome en el Pico Anayet y en su tramo final. Es ahí donde se encuentran sus pasos más comprometidos. Y el del cable, el más famoso, presenta un aspecto bastante feo por culpa de ese nevero (el de arriba).
12:10. Collado de Anayet. Aprovecho para dejar la mochila escondida debajo de una roca y poder pasar así el paso del cable ligero. Un sendero sigue de frente y supera la primera barrera rocosa por la izquierda.
El camino normal sigue por la derecha (nevero), pero optamos por progresar por el otro lado.
Superamos esa chimenea con facilidad, apoyando las manos en momentos puntuales.
Y tenemos el temido paso del cable delante. Estudiamos las opciones con serenidad. Afortunadamente, el nevero se puede evitar.
Por este hueco.
Y atravesamos esta famosa laja horizontal con tranquilidad. Es un sitio en el que las caídas están prohíbidas, pero no reviste gran peligro en condiciones secas. En los primeros metros el pasamanos está muy suelto y, mas que ayudar, estorba.
Los últimos cinco metros son los más peliagudos, porque la roca está desnuda, sin agarres. Es entonces cuando el cable echa una mano importante.
Ya digo que no te puedes caer aquí...
Mi padre, en el tramo peligroso.
Otro detalle de la caída que tenemos a mano derecha.
Tras el cable, el sendero continúa unos metros sin más complicaciones.
Hasta que gira decidido a la izquierda para afrontar una canal herbosa bastante empinada. El terreno es mixto, hierba y roca, pero más sencillo que el tramo del pasamanos.
De todas maneras, la caída tampoco es nada desdeñable.
Y el desnivel, a estas alturas de la película, se deja notar.
Llegamos a la antecima, y el Midi nos recibe con elegancia.
A mano derecha vemos los últimos metros. Un cosquilleo recorre mi cuerpo. Le tengo unas ganas tremendas a esta cumbre...
12:45. Pico Anayet (2.545m), tras cuatro horas de marcha.
No podía elegir otro fondo... Ha caído una cima mítica de la cordillera y no puedo estar más contento.
Ahí tenemos un detalle de los dos ibones ( y la anécdota que os contaba antes). Por la izquierda bajaremos dentro de poco.
Nos acercamos al Lurien (2826m), otro pico francés con renombre. Está previsto que sea la próxima víctima...
Me quito el sombrero ante tanto ilustre.
Escarra, Pala de Ip y Collarada.
Más míticos.
Y ÉL, el Midi.
El techo de este macizo y el Telera, en cuya base estuvimos el día anterior.
Con bastante zoom acercamos la urbanización de Formigal y el embalse de Lanuza.
El macizo de Sesques guarda todavía, como el resto de la cadena, bastante nieve.
Detenemos la mirada un instante en la Rinconada, por donde descenderemos después. Abandonamos la cima con mucha emoción. Había ganas de alcanzar la cúspide del Anayet.
12:55. Descendemos con precaución por la canal herbosa.
El Vértice, nuestra anterior visita.
Otro detalle de la caída que hay desde el paso del cable.
En el descenso tuve un pequeño bloqueo con la piedra empotrada que impide la progresión normal. Te echa para fuera, pero con un cambio de postura lo superé.
Tras pasarlo yo, es el turno de mi padre.
Detalle de otros dos clásicos de la Jacetania.
Ya hemos pasado lo peor. Esta vez volvemos por el nevero.
13:25. Y descendemos el corredor hacia los ibones.
13:45. Por ese hueco, al norte de los ibones, descenderemos. Pero antes paramos para comer algo con fundamento, que el esfuerzo se deja notar.
14:10. Hemos culminado la primera parte del plan con las ascensiones a los dos Anayet. Lo de ahora va a ser un goce visual. Nos esperan la Rinconada y la Canal Roya...
Cae agua por todas partes.
Nos despedimos del Lurien. Esperemos que hasta pronto.
El sendero serpentea por la empinada ladera. Nos cruzamos con una pareja de franceses, privilegiados como nosotros por estar aquí en este momento.
Detalle de la Rinconada. Una maravilla.
Y venga agua.
Unas vueltas más...
Saludamos al Anayet, que presenta desde aquí un aspecto fiero.
Las cascadas que vienen del ibón pequeño de Anayet, en todo su esplendor.
14:55. En la Rinconada. Qué pasada de lugar. Casi pisamos una marmota que dormitaba en mitad del sendero, pero se da cuenta a tiempo y se muestra más rápida que el gatillo de mi Olympus...
Detalle de un rododendro.
Seguimos descendiendo por la orilla izquierda del riachuelo.
Al otro lado las vacas pastan en armonía.
15:30. El valle pega un giro claro a la izquierda. Estamos en plena Canal Roya, con el macizo del Aspe en la lejanía.
Dicen que en Milka andan pensando en cambiar el envase...
El descenso por la Canal Roya se hace pesado, pero aún así es disfrutón por el paisaje. Miramos a la izquierda y aparece el Pico de las Negras, también conocido como falso Anayet. El Pico Anayet está justo detrás. ¡Qué orgullo saber que hemos estado ahí arriba!
Todavía nos queda un trecho para salir a la carretera de Canfranc.
Pasamos por el refugio libre de Canal Roya, o de Lacuars, que presentaba un aspecto decente.
Cruzamos el río por un puente y pasamos a la otra orilla.
Nos refrescamos en esta fuente.
Penetramos en un pinar y el sendero se convierte en pista. Llegamos a la fundería del Anglasé.
16:55. Y por fin, tras más de ocho horas de caminata, llegamos al aparcamiento que está entre Canfranc Estación y el cuartel de Rioseta, donde el día anterior habíamos dejado un coche. Termina la travesía; permanecerá un recuerdo imborrable. Si es que la vida puede ser maravillosa.
Y os dejo el mapa. La ruta es la pintada en color rojo.
LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 4,5. Distancia respetable a recorrer; el descenso por la Canal Roya se acaba haciendo pesado. El último tramo del Pico de Anayet presenta dos pasos con cierta dificultad: el de la cadena requiere sangre fría, pero no es difícil y en ausencia de nieve, hielo, lluvia o viento, se supera con facilidad. La chimenea final es muy pindia y el piso está muy trillado; extremar las precauciones.
BELLEZA DEL ITINERARIO: 5. Esta travesía es de lo mejorcito que se puede realizar en el Pirineo. El acceso a los ibones, la explanada de los lagos, el ascenso a las cumbres, la panorámica, la Rinconada... Todo tiene encanto. Prohibido que no le guste.
IMPORTANCIA DE LAS CUMBRES: 5.
No se me ocurre decir nada más.
miércoles, 25 de junio de 2008
MACIZO DE ANAYET Y CANAL ROYA (La vida puede ser maravillosa)
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