La Munia es una de las montañas más especiales del Pirineo y era un viejo deseo por cumplir. Esta ascensión desde el maravilloso circo de Troumouse es elegante, aérea, atlética, comprometida y muy, muy divertida. Se trata de una de las dos vías normales y lo cierto es que tiene de todo. Alterna tramos de paseo con pasos de escalada de segundo grado, todo ello aderezado en un ambiente estelar rodeado de picos majestuosos. Hablamos, sin duda, de uno de los grandes.
Ubicación: Macizo de La Munia, Pirineos.
Cima: La Munia (3.132m).
Desnivel acumulado: 1.074m.
Distancia: 11,8km.
Duración: 6h y 15min.
Acceso: Partimos desde el parking del circo de Troumouse, al que se llega desde la localidad de Gèdre siguiendo las indicaciones hacia Héas. En verano se abona un peaje de cinco euros para subir hasta arriba.
8:50. Dejamos el coche en el parking de Troumouse (2.068m) y tomamos rumbo claro hacia el fondo del circo.
El inicio de la ruta es uno de esos placeres que regala la cordillera pirenaica: un oasis de verdes praderas serpenteadas por varios riachuelos. Ideal para pasar el día en familia, como comprobaré en el retorno. Dejamos el camino que se dirige a la virgen de Troumouse, ubicada en lo alto del promontorio.
Y nos vamos acercando a la muralla, imaginando los tres pasos clave de la jornada: el corredor, Le Passet y el Pas du Chat.
Tengo que tirar de GPS en un par de ocasiones para no confundirme y seguir la trocha correcta. No hay que bajar al fondo del valle, sino tirar hacia la derecha para entrar a la pedrera por el lado correcto (derecha de la imagen).
Vale, conseguido. La hierba deja paso a la roca, seguimos los hitos y tomamos como referencia las dos hermanas (Les Deux Soeurs), esos dos monolitos gemelos que se levantan bajo la pared del circo.
En realidad, no hay que llegar hasta allí. Bastante antes, los hitos nos invitan a girar a la derecha (sur).
Es evidente que la ruta normal no va a superar la muralla de frente, sino que busca la única vía débil. Por donde siempre permanece un nevero. Ahí está. Primer paso clave de la jornada.
Vengo tranquilo porque ya me han confirmado en un foro que la nieve no ocupa todo el corredor. Me habían hablado de un hueco limpio por la derecha (sentido ascendente).
De manera que progreso con tranquilidad. Un tanto incómodo, pero sin mayores complicaciones.
Se gana una especie de balcón, donde podemos respirar. Pero las dificultades no menguan.
Estamos en una zona un tanto aérea y hay que comenzar a trepar esa muralla.
Los pasos son divertidos y nos permiten ir cogiendo práctica para lo que nos espera más tarde.
Superado este escalón, ya divisamos Le Passet. Segundo paso clave de la jornada.
El zoom de la cámara me facilita ver la jugada en directo de una familia francesa. Una foto que enseña muchas cosas. Las dos diagonales de Le Passet. La primera, hacia la derecha siguiendo la línea de color blanco (donde están la madre y la hija). La segunda, hacia la izquierda pisando sobre la repisa existente (donde está el padre).
10:18. Le Passet (2.591m). Aquí se ve el muro en su totalidad, una pared lisa de siete metros de roca muy pulida donde hay que buscar los puntos de apoyo en las grietas.
Vengo con la lección muy estudiada después de haber visto innumerables fotos y leído comentarios. Me pongo el casco y me dispongo a comenzar la primera diagonal, la de color blanco hacia la derecha.
Se comienza bien pero a mitad de travesía es cierto que los pies no se hallan muy cómodos. La manera de girar el cuerpo y trazar la otra diagonal me pareció el punto decisivo.
Aquí ya he salido a la planicie superior y otra vez toca el paseo.
El collado de la Munia está cerca y el sendero nos acerca sin problemas.
10:56. Collado de la Munia (2.844m). Primera parada para comer algo. A nuestra izquierda, el inicio de la cresta, que francamente desanima un poco. Comparto el aperitivo con la familia gala e intercambiamos impresiones.
Sobre todo sus primeros pasos son un poco escabrosos, buscando por el lado francés la manera de sortear las dificultades (numerosos hitos).
Pero enseguida se pasa al lado español y, aunque no hay que bajar la guardia, el terreno me pareció más favorable.
Tras un tramo español más largo, paso brevemente otra vez al francés. Sigo un sendero que parece vertiginoso en la foto, pero que no me dio esa sensación en directo. Voy bien. Concentrado. Pero muy bien.
Tras ganar nuevamente la cresta, busco el lado español por segunda vez.
Giro el cuello a la izquierda y veo el famoso bloque suspendido en equilibrio.
Paso por debajo.
11:26. Y, de repente, aparece le Pas du Chat (2.967m). El paso del gato, por las fisuras en forma de arañazos que asoman en la roca. Otra pared que debemos superar. Se aprecia en la mitad derecha de la imagen una cuerda fija que ayuda a subir por el hueco más sencillo. La mejor noticia de este paso y del anterior (Le Passet) es que no se asoman al vacío. No hay sensación de patio.
Se apoyan los pies ahí y lo cierto es que se avanza con comodidad. Sin grandes esfuerzos. Un poco incómodo quizá, pero sin dudar.
Después viene una chimenea bastante vertical pero con numerosos agarres.
Y, por fin, la cresta se aplana. Parece que ya ha pasado lo peor.
Y es verdad. La cima está ahí.
Sólo nos falta superar con atención un par de trepadas y destrepadas.
11:56. La Munia (3.132m), en tres horas desde el coche. Sentimiento de euforia. Sonrisa eterna en el rostro. La cima para mí. He tenido una sensación de reto constante durante la ascensión. Del que motiva para ir enfrentando obstáculos importantes para mi nivel. Eso es único. No se ha inventado nada mejor.
Aquí se divisa el valle de subida.
Prolongación hacia la célebre cresta de Troumouse.
Fotos hacia el este y sureste.
Imágenes hacia el sur y suroeste. Sector Ordesa.
El punto de partida, ahora más lleno que cuando he salido. Y más que estará a las tres de la tarde...
Argualas, Garmo Negro y Vignemale. Apoteósico.
Ardiden.
Pic Long.
Campbieil.
Midi de Bigorre, que lo visitaríamos dos días más tarde en plan turístico.
Arbizon, conocido hace un año.
Montagne d'Areng, separando el valle de Aure y Barousse.
Pic de Gar, y Saillant, Cagire...
Pic d'Aret, con su forma característica.
Culfredas y Bachimala.
Aneto y Posets.
Valle del río Barrosa.
En este plano se contemplan Posets, Eristes y Punta Suelza.
Cotiella.
Peña Montañesa.
Lagos de La Munia.
Tres Marías.
El marcadísimo collado de Añisclo.
Soum de Ramond, Perdido y Cilindro de Marboré.
Cilindro y Marboré, donde Henry Rusell aseguraba que podía desfilar el ejército británico entero.
Peña Telera y Collarada.
Pequeño núcleo de Héas, marcado por la capilla.
Tras comer en la cima, me despido de la familia francesa y emprendo el regreso por el mismo itinerario. Sabedor de que la cima no la voy a saborear del todo hasta que haya bajado al valle.
Eso me pasó también con el Midi d'Ossau. Como lo de mirar permanentemente al cielo. Girando el cuello arriba.
Llego al paso del gato y esta vez tengo gente. Me ven destrepar y lo hago por la fisura de antes, aprovechando mis ciento noventa y tantos centímetros para apurar lo máximo con los pies. No me apoyo en la cuerda y lo cierto es que apuro tanto con los pies que prácticamente supero el paso en un largo.
Ahora les veo a ellos afrontar el paso. Se aprecia la fisura (el arañazo), la cuerda y el rumbo a seguir.
Justo donde está el chico, hay que girar a la izquierda por terreno más fácil.
Muy contento por haber bajado sin complicaciones, sigo bajando. Esta vez rodeo el bloque suspendido y desciendo la chimenea.
Llego al collado tras pasar por los sitios de la mañana.
Y me dirijo a Le Passet.
El salto, desde arriba. Hay más altura que en el paso del gato, pero hay que mantener la cabeza fría.
Se baja primero por la repisa, ya ven que lo suficientemente ancha.
Ahí se gira el cuerpo buscando la otra diagonal, la del color blanco que decíamos antes. El punto clave. Un par de estiradas con los pies y esto está hecho. Eterno agradecimiento a los ciento noventa y tantos centímetros.
Le Passet, desde el costado derecho. Diagonal blanca y resalte. Tal y como lo había estudiado desde casa. Repasando una y otra vez. Soñando con ello. Como con el Midi.
Aquí como el resto de mis víveres, sabedor de que lo peor ya ha pasado. Tanto en el paso del gato como en Le Passet se aprecian alternativas por la izquierda del todo. Sé que gente lo ha hecho por ahí, pero no lo vi claro.
Ahora destrepo la canaleta hacia el corredor nevado.
Voy solo, no hay riesgo de piedras y desciendo pegado a la pared de la izquierda.
Puede parecer que apenas hay hueco, pero se descendía bien.
Ahora sí, ahora ya estoy en el valle y empiezo a cantar. La cima ya está conseguida. La civilización me espera. La ducha, la ropa nueva y la copita de champán.
El paraíso del circo de Troumouse.
Y la mítica mirada atrás para regodearnos con la conquista. El único momento en el que le perdemos el respeto a la montaña.
Grande La Munia.
Las familias disfrutan de la jornada.
15:05. Fin del itinerario.
Y os dejo el mapa.
Y os dejo el mapa de Topopiris.
Y os dejo la imagen 3D del Google Earth.
Y en wikiloc os dejo el track: ver track
LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 5. Ruta comprometida con tres dificultades muy marcadas. El estado de la nieve en el corredor exigirá la primera atención. Si la nieve lo cubre todo suele estar helada por su orientación sombría, de manera que el material se torna imprescindible. Le Passet y Pas du Chat son paredes de escalada de II-II+. No hay patio pero hay que ir con la lección aprendida, sobre todo a la hora de destrepar. Casco recomendable.
BELLEZA DEL ITINERARIO: 5. Circo majestuoso, imágenes de alta montaña, ruta estética y panorámica de primer orden. Estará en el top ten de nuestra colección.
IMPORTANCIA DE LA CUMBRE: 5.
Me parece que lo he contado todo, lo que se vio pero sobre todo lo que no se vio. Lo que se sintió. Enorme La Munia. Uno de los grandes. Continuará...
Las Almunias y las Cabras
Hace 21 horas
2 comentarios:
Hola!!!, descubrí tu blog gracias a los enlaces que pones en el foro MadTeam, me gustaron mucho los reportajes que hiciste del Pic de l'Har y del Cagire, hasta entonces dos desconocidos para mi, si que conocía la Munia, pero no esta ascensión que sin duda me apunto para un futuro, aunque no se yo con mi metro setenta peladete como me las apañaríaen esos pasos...la ascensión se ve muy disfrutona pero con un cierto grado de compromiso, de las de no bajar la guardia. Y que día tan bueno tuviste para disfrutar de esas espectaculares vistas.
Un saludo, estaremos atentos al repor del Pimené ;-)
Buenos días Dani, gracias por el comentario. Es una ascensión de cierto compromiso, que te va a exigir lo mejor de ti pero que te aportará mucho. En mi caso, ya digo que la altura es una ventaja para superar los pasos con más facilidad, pero dependerá de tu habilidad y sangre fría. Enseguida me pongo a relatar lo del Piméné ;-)
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