La sierra del Cadí es un macizo poderoso y mítico del Pirineo catalán, visible desde buena parte de los picos principales de la cordillera pirenaica y objeto de deseo de los montañeros. Cambia mucho su vertiente meridional, suave, de la septentrional, que cae en picado con corredores espectaculares y un paisaje de primer nivel, que recuerda en época invernal a sitios tan lejanos como Canadá. Este itinerario, rudo, salvaje, tenía como objetivo coronar su punto culminante, el Vulturó. Y se logró, aunque el esfuerzo fue descomunal...
Ubicación: Sierra del Cadí, Pirineos.
Cima: Vulturó/Puig de la Canal Baridana (2.648m).
Desnivel acumulado: 1.276m.
Distancia: 12,06km.
Duración: 6h y 30min.
Acceso: Partimos desde la localidad leridana de El Querforadat, a la que se llega por una carretera estrecha desde la carretera que une Bellver de Cerdanya con la Seu d'Urgell.
Dejo el coche en este pueblo tan apartado como peculiar. Al fondo, destaca la muralla del Cadí.
Tomo un sendero balizado que irá poco a poco acercándose a los paredones.
Atravesando este chalet de montaña.
Y alternando pastos con bosques de pinos.
Me uno a una familia francesa que tiene el mismo objetivo.
La pista se convierte en senda y llega a este collado.
Hasta aquí hemos llegado sin problemas pero en este punto tuve dificultades tanto a la subida como a la bajada. Superé esta colina de la izquierda sin camino, como buenamente pude...
Mientras los ojos se me iban constantemente al corredor, el gran reto de la jornada.
Se acaba la hierba y entramos en el reino de la roca. La senda, al menos, es clara, hitada, y se acerca en diagonal al corredor.
Cuando estamos en línea vertical viene el sufrimiento. Aquí hay que tirar de tesón y fuerza mental para no abandonar...
Tuve la suerte de ir acompañado de la familia gala, que me precedían y me sugerían la trazada correcta.
Pegados a la pared de la derecha se progresaba con cierta comodidad.
Al final, salimos al otro lado y superamos las últimas rampas.
Desde el collado se gira a la izquierda y la cima está a tiro, aunque hacía un viento fuerte y frío.
Último repecho.
Y esto está hecho.
Vulturó (2.648m). Objetivo cumplido. Sensación de conquista.
Vista hacia el sur.
Vista al oeste.
Hacia el norte.
El Pedraforca.
Tossa Plana de Lles, el objetivo del día siguiente.
Puigpedrós.
Carlit.
Tras comer protegido del viento, emprendo el descenso por la misma vía.
Y ahora toca bajar el corredor.
El punto de partida, con zoom.
El descenso se hace rápido, tirando de bastón y piernas.
Aunque hay que parar de vez en cuando para respirar.
El lugar impone, francamente.
Y tuve, además, algunos problemas musculares.
Poco a poco, voy bajando.
Hasta que abandono la roca y retorno a la hierba.
Sigo bajando pero mirando para atrás. Disfrutando del logro, aunque muy cansado.
Diferentes lugares de la mañana, ahora con otra perspectiva.
La sierra del Cadí, dominada.
El corredor diabólico, también.
Fin del itinerario.
Y en wikiloc os dejo el track: ver track
LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 5. Compleja excursión, durísima en el corredor, y con ciertas dificultades a la hora de seguir en el camino en los collados previos. Fortaleza mental extraordinaria.
BELLEZA DEL ITINERARIO: 4. Amplísima panorámica y paisaje espectacular durante la jornada. El tramo de la muralla impresiona.
IMPORTANCIA DE LA CUMBRE: 5.
Esta fue la experiencia en la sierra del Cadí. Por un lado, una sensación de alegría inmensa, aunque tenía un cansancio como hacía tiempo que no experimentaba. Continuará...
BARRUERA Y SUS ALREDEDORES / VALLE DE BOÍ ...TARDOR 2024
Hace 15 horas
2 comentarios:
Aupa Mikel, buena zurra te diste, afrontar esas pedreras en solitario exige, como tu bien dices, fortaleza mental. Suerte que al menos llevabas por delante a los galos. Esas montañas quedan ya lejos de mis posibilidades, no estoy precisamente en mi mejor momento. Acabo de superar una tendinitis "pata de ganso" en la rodilla izquierda y ahora estoy con una severa rotura de fibras de gemelo en la derecha que me tiene en dique seco..., y es que los años empiezan a pesar. Seguimos navegando con un buen proyecto para el futuro, de monte poco, muy poco, algunas salidas micológicas y para de contar.
Te sigo leyendo, un abrazo.
Buenos días Fernando, gracias por el comentario. A lo largo de todos estos años he experimentado una contradicción en la montaña. Solemos preferir ir acompañados porque dulcificas la jornada, además de reforzar la seguridad, pero las sensaciones íntimas son menos intensas. Yo este día sufrí como un jabato pero disfruté como un jabato. Me reté ante la montaña y me puse al límite para llegar a la cumbre. Al día siguiente, y en el propio descenso, estaba agotado pero en la memoria me va a quedar la sensación de hazaña. Quizá la vida sea eso, un cúmulo de contradicciones.
Por otro lado, me alegro de que sigas disfrutando en el mar. Eres un buen ejemplo de polivalencia. Fuiste grande en las alturas y ahora eres grande en las aguas. Un abrazo.
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