LA GARCIPOLLERA (Pendientes del embalse de Yesa)

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Y aquí: ver repor
Hay muchos lugares que están unidos a otro. Inevitablemente. Viven felices hasta que un día y sin avisar, que es lo peor de todo, su situación cambia bruscamente. Le ocurrió a la comarca de la Garcipollera en la década de los sesenta del siglo pasado. Con motivo de las obras del embalse de Yesa sus viviendas fueron expropiadas con la idea de que fuesen replantadas de pinos. De esta manera se evitaba que el arrastre de sedimentos por las lluvias acelerase la colmatación del pantano. En la Garcipollera, desde luego, estuvieron pendientes del embalse de Yesa.
Ubicación: La Garcipollera, la Jacetania, Huesca.
Acceso: Desde Jaca el acceso es breve y sencillo. Sólo hay que coger la carretera que lleva por el norte a Francia, vía túnel de Somport, y detenerse en la primera localidad, Castiello de Jaca. Hay un cruce a mano derecha que lleva al valle. La primera parada la efectuamos en Bescós de Garcipollera.

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Apenas son las diez de la mañana del miércoles y todavía hace frío a la sombra. Nos detenemos en Bescós (932m), hoy abandonado. No lo hacemos por la gente, por la vida, del pueblo, sino por sus actuales habitantes: las vacas y las ovejas.



Las ruinas de los edificios se mezclan con las nuevas, dirigidas al cuidado de los rebaños.



Seguimos por la carretera asfaltada hasta Villanovilla (976m, 20 habitantes), único pueblo con vida hoy en día de esta comarca. Si no me equivoco, es el que compró el ex ministro Rodrigo Rato. Os dejo el acceso:

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El clásico cartel, con informaciones varias, nos recibe.



Y damos un paseo, en el cual vemos a unos cuantos perros y tres vecinos, sorprendidos todos ellos por nuestra presencia. Como no podía ser de otra manera.









Su iglesia.



Volvemos al coche y nos trasladamos a Acín de Garcipollera, otro enclave abandonado. Hay que retroceder con el coche hasta la entrada por pista que lleva a la ermita de Santa María de Iguacel, que visitamos cuando era un renacuajo. Consta de una iglesia y un grupo de casas adyacente.









Una Z en el cielo.



Finalmente, seguimos la pista hasta su final, tras cruzar el río Iljuez, dejando a mano derecha el desvío que lleva a la aldea de Larrosa, también abandonada. Y al final tenemos la joya de Iguacel, uno de los templos románicos de Aragón mejor conservados. Os dejo más información: ver web
Con nuestra llegada sorprendemos a una ardilla que correteaba tranquilamente por un árbol...



Y dejamos pasar el tiempo en la naturaleza, una de las mejores actividades que se pueden hacer.












Volvemos y desde la carretera, me fijo en Villanovilla. Allí sigue la gente; nosotros vamos volviendo poco a poco a nuestra ciudad. La vida sigue.



LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
BELLEZA DEL ITINERARIO: 3,5. Lugar ideal para un día otoñal, cuando el calor no aprieta y es más fácil no encontrase con gente. El entorno de la ermita es muy relajante. Merece la pena la visita.
El tiempo se comportó fenomenal y tuvimos un buen postre con la visita a la Garcipollera, que vivió un tiempo pendiente del embalse de Yesa.
PD: Sigo tratando de descubrir, de investigar, si la nostalgia es un error. Sólo sé que con un comentarista como tú, Andrés, es inevitable. Hasta siempre, jugón.