Viene de aquí: ver repor
Y aquí: ver repor
Después de bajar de la Peña Oroel y comer, nos trasladamos a la cercana localidad de Larrés, a las puertas del valle del río Aurín. El plan consistía en conocer dicho valle, un remanso de paz, lejos del bullicioso turismo. Desde Jaca se ha de coger la carretera que lleva a Sabiñánigo. La salida de Larrés está marcada (es la siguiente a la de Sabiñánigo).
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Primera parada y el barco varado (Peña Oroel) sigue llamándonos la atención.
Ya estamos en Larrés (912m, 80 habitantes), donde nos recibe su espléndido castillo: ver información
Aparcamos el coche y penetramos en las entrañas del pueblo, que tiene vida. No mucha, pero la tiene. También cuenta con un hotel de dos estrellas: ver web
A las puertas del castillo.
Nos fijamos también en el Oturia, con algo de nieve aún, al otro lado del río Aurín.
Un paseo relajado a estas horas (la sobremesa) siempre tiene un punto de meditación.
En Larrés te reciben con los brazos abiertos.
Volvemos al coche, otra vez cerca del castillo.
Y volvemos a finalizar con la Peña Oroel, porque nos gusta terminar las historias como las comenzamos, cerrando el collar.
Cogemos ahora la carretera, a ratos bastante bacheada, que asciende por el valle del río Aurín. Nuestra siguiente parada es Isín. El punto C marca su ubicación.
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Ya estamos en Isín (1.121m), que está sufriendo una rehabilitación. Este pueblo quedó despoblado, pero poco a poco va saliendo de su letargo. Esa tarde, eso sí, sólo vimos un perro...
Al fondo, al sur, vemos el techo de la sierra de Guara.
Visitamos la iglesia de Isín, que ha sido reconstruida por una fundación y utilizada como centro vacacional para personas discapacitadas.
Otro pueblo que, aunque sea de cara a una habitabilidad temporal, va ganando vida. Y nos alegramos. Cuenta con un albergue: ver web
Volvemos al coche y ya sólo nos queda apurar hasta el fondo del valle, donde se asienta Acumuer. Os dejo el acceso.
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Después de dejar Isín se pasa el río Aurín hacia su margen orográfica izquierda (derecha según subimos). Las nubes se están desperezando todavía de la cadena pirenaica; si no esta imagen hubiéramos visto (foto sacada de Internet). Brutal.
Dejamos el coche en una curva, antes de llegar a Acumuer (1.191m, 2 habitantes), última aldea habitada del valle. Donde los minutos son horas.
Fíjese lo largo que es el valle y dónde quedaría la salida hacia la Jacetania. Este valle, al igual que el vecino de la Garcipollera (Villanovilla, Icín, Larrosa...), está experimentando una leve resurrección. Hace un cuarto de siglo no tenía carretera que llegara hasta él, sólo pista. En verano debe de tener algo de vida. Son pequeños avances.
Visitamos su iglesia. Nos sentamos en la zona ajardinada. Le pregunto a mi padre: "¿Oyes eso, ya lo escuchas? Es el silencio..."
Vemos a una persona mayor, conversando con un obrero, y a dos gatos. Nadie más...
Ésta es la foto que finalmente puse en la previa del otro día, la que hablaba del pasado y del presente de estos lugares. ¿Tendrán futuro? La lógica, la maldita y absurda lógica, nos hace ser pesimistas...
Detalles de Acumuer.
En una de las salidas septentrionales del pueblo, encontramos esta baliza de la GR-15, que comunica Acumuer con Aso de Sobremonte (vertiente de Biescas) mediante el collado Estachoplano. En realidad, tenía ganas de conocer Acumuer por muchas cosas. Primero por su ubicación escondida, al final de un valle sin salida. Y también porque quería conocer el acceso deste esta vertiente a la Peña Retona (2.781m), techo de la sierra de la Partacua y futuro objetivo. Pero esta travesía a Aso de Sobremonte también entra en la carpeta de futuribles...
Seguimos investigando por cada esquina de Acumuer, hallando retazos de su pasado y de su presente.
Su iglesia, a contraluz. Abandonamos Acumuer con la típica sensación de que sabemos que vamos a volver...
Regresamos por el valle hasta Larrés. Su hotel está cerrado, pero el cristal nos sirve para enseñaros el pueblo desde otro punto de vista.
Ya desde Jaca nos fijamos en la Collarada.
Y culminamos la función con una cena en La Tasca de Ana, que ya tiene un reportaje en el blog: ver repor. Iniciamos el festín con unos caramelitos de pasta fresca con ricota y salsa de queso. Pecata minuta...
Seguimos con las tostadas de jamón, queso de cabra holandés y chuney de mango.
Vamos con las bolitas de carne con crema de potage de garbanzos y foie.
Yo pido la brocheta de mariscos en salsa vasca y mi padre, la de solomillo de ternera con pimientos.
No nos olvidamos de las alitas de pollo, una de nuestras tentaciones más socorridas en este local.
Un sorbete de limón al cava y una cuajada ponen el broche a otra jornada histórica. Vamos disfrutando de la vida joder...
LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
BELLEZA DEL ITINERARIO: 4. Si usted está asfixiado de la ciudad, de todo lo que le genera, éste es su sitio. Volverá.
Atractiva incursión en el valle del río Aurín, donde los minutos son horas.
Continuará...
Las Almunias y las Cabras
Hace 6 horas
2 comentarios:
Que buena pinta tienen estos reportajes. El primero ya me encantó, y la cena que os metisteis entre pecho y espalda ni te cuento.....
Saludos
Buenos días Jonatan, gracias por el comentarios. El reportaje de Susín salió redondo, francamente, y después nos suele gustar terminar sobre una mesa... Un saludo.
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