IRAU (Abróchense los cinturones)

Cuando les conté mi aventura en el Txardekagaina (ver repor), seguramente el reportaje más mítico de este blog, le eché un guante a usted, querido lector, para que me recomendara otra ruta de similares características. Buscaba emociones fuertes y Adarras (un forero de la web de Mendiak) me habló del Irau. Siempre hago caso a la gente que tiene buen gusto, así que tomé nota y dejé pasar el tiempo para que la ilusión fuera haciendo su trabajo. El viernes fue el día y el recorrido me pareció impresionante. Apura el barranco hasta llegar al puente de Ezpelzilo y, a partir de ahí, debes tomar la decisión más importante de la jornada. Tienes dos aristas a elegir. Yo opté por subir por la NO, la de Atekaxabala, para descender por la NE. La primera es más montañera, pero la segunda esconde los mejores perfiles del Irau. Abróchense los cinturones.
Ubicación: Irauko haitzak, Behe Nafarroa, Iparralde.
Cima: Irau (1.152m).
Desnivel acumulado: 886m.
Distancia: 14,77km.
Duración: 5h y 05min.
Acceso: Partimos desde las proximidades del caserío Kanpoinia, en el término municipal de Ezterenzubi, que está a ocho kilómetros y medio de Donibane Garazi/Saint-Jean-Pied-de-Port. Desde Donostia salimos dirección Francia por la autopista A-8. Cruzamos la frontera y tomamos la salida de Kanbo. Seguimos hacia Donibane Garazi y allí tomamos la carretera que lleva a Ezterenzubi. Nada más llegar, parte por la izquierda una estrecha carretera que lleva a la piscifactoría (dirección Paulaenea, quesos de Irati). Tras dejar atrás la piscifactoría, hay que tomar una carretera que baja a ras del río y sigue todo el rato en dirección este desechando los desvíos a los lados. Cuando llega al caserío Kanpoinia, con bastante color rojo, la carretera pasa a ser pista y gira al sur. Aparcamos en un ensanchamiento próximo.

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10:03. Aparco el coche en este punto (351m), feliz de haber acertado en todos los desvíos. En realidad podemos apurar veinte minutos más pero la pista es llevadera, prácticamente llana, y sirve para calentar las piernas.



Ya veo el Irau, desperezándose aún de las nieblas mañaneras.



Avanzamos con el río a la derecha. En este punto, se nos une por la izquierda la regata que proviene del salvaje valle pastoril de Mendiondo. Lo veremos luego desde las alturas.



Hasta que llegamos al puente de Ezpelzilo, verdadera encrucijada de barrancos. Vamos por la derecha y luego descenderemos por la izquierda.



A los pocos metros, en una curva de herradura hacia la derecha, abandonamos la pista para tomar el desvío (flecha negra).

Pasa al lado de esa borda.



Y enseguida, volvemos a abandonar el camino principal para girar a la izquierda.



Ya he abandonado el curso de los riachuelos y el fresco mañanero va tornando en calor. Voy ganando altura.



Al otro lado diviso el camino por donde descenderé (se aprecian las zetas de la pista y también los atajos).



El mío también es un atajo que saldrá a una pista que se aprecia unos metros más arriba.



Un breve tramo de bosque.



Y llegamos a una alambrada con un prado al otro lado. Momento de girar a la derecha (yo pasé la alambrada; es opcional).



Afrontamos una dura cuesta, seguramente la más severa de la jornada, para arribar al cordal.



11:15. Una vez arriba (775m), aprovechamos para contemplar lo que nos espera de aquí a la cima. Un placer.



Otras cumbres del valle. El día es soberbio. Radiante.



Me acerco al Irau y, por un momento, pienso que estoy en la selva de Borneo... No puede ser, yo juraría que venía al Pirineo vasco...



Comienzo a recorrer la arista. Hay que prestar atención al sendero en los primeros metros. No es muy evidente.









Pero enseguida coge el filo y avanza cómodamente. Como norma general, ahora casi siempre nos asomaremos a la cara occidental.



Tras tomar un tentempié, prosigo la marcha extasiado. No sabía que la soledad en la montaña fuera tan gratificante.









Una breve bajada.



Vistazo atrás.



La trocha avanza con inteligencia y salva con destreza los accidentes del camino.






Hay rincones que son verdaderamente sobrecogedores. Un canto a la armonía.



Llegado a este punto, tomo una decisión. Dejo el sendero de la izquierda, que asciende de forma directa a la cumbre, y tomo el de la derecha, que faldea hasta llegar a los pastizales del fondo. La razón es que la noche ha sido húmeda, la roca está algo mojada, y así evito el paso rocoso previo a la cima. No debe de ser gran cosa, pero estoy solo y no quiero arriesgar.



El recorrido que haré.



De ahí vengo.



Interrumpo la siesta de algunas.

Cuando llego al collado, me sorprendo ante la majada de Artxilondo. Una delicia. Pero también una evidencia, ya constatada en otros lugares: poco ganado.



Ésta es la rampa que me separa de la cima.



Por ahí he dejado los pasos rocosos.



Y aquí me recibe el Petit Irau.






Con su hermano mayor, unos metros al sur.



12:44. Irau (1.152m), en dos horas y cuarenta minutos.






Una pano al norte, donde se antoja el punto de partida (flecha negra).

Behorlegi y Hauskoa.



La arista de Okabro, otra genialidad de la geografía, que lleva al Saroberri.



Aquí con el Okabe.



Artxilondo. Pastos y pastos.



Y otra hacia Errozate, con una nube 'tonta' en su cúspide.



Okabe.



Mendizar.



Debo bajar unos metros al sur y comer a la solana (hace un viento desagradable). Después, iré al collado de Irau (flecha negra).



Un sendero pindio me hace perder altura con celeridad.



La majada de Mendiondo.



Y detalle de la arista de Okabro.



Llego a la altura de las cabañas.



Y a su vera nace un sendero que recorrerá a modo de balcón la vertiente noreste del Irau. Abróchense los cinturones.












Una pared preciosa.






Y un camino agradecido. Muy agradecido.










Hacia el Saroberri.



La figura del Irau desaparece y el sendero se convierte en pista.



Alterna tramos de bosque con otros a la intemperie.



Aquí apreciamos parte del recorrido realizado. Sí, es inevitable, estamos sonriendo.



Repostamos en una fuente y apuramos los últimos metros.



Para tomar los atajos pertinentes de la pista.



Puente de Ezpelzilo.



Retorno por la pista.



15:08. Fin de la circular. Cómo me gusta que los planes salgan bien.



Como hay que procurar ser dadivoso en la vida, le regalo unas cuantas fotos más. Tengo tiempo y doy una vuelta grande para retornar a Donibane Garazi. Así, aprovecho para conocer la larga carretera del col de Arthaburu y el col de Irau, que empalma con Burdinkurutzeta a través de Surzai. Una vista al valle de Ezterenzubi, salpicado por innumerables caseríos.

La arista NO del Irau, la de la subida.



Detalle de la cima. Se aprecian los pasos rocosos y también el faldeo que efectúo buscando los pastos del sur.



El Errozate, inmenso.



Y la boira (el mar de nubes), queriendo entrar por el Ori.



Uno de los pocos caballos que vi.



Y el Irau desde el collado homónimo. Precioso.









Ya le he dado la vuelta al valle, ya estoy en Burdinkurutzeta, y me acerco un poco a Mendiondo. Se cierra el círculo.



Y os dejo el mapa.



Y os dejo el mapa de Topopiris.



Y os dejo la imagen 3D del Google Earth.



Y os dejo el perfil.



Y en wikiloc os dejo el track: ver track

LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 4. Se trata de un itinerario relativamente complejo, que requiere de soltura en los terrenos salvajes. Las aristas no son difíciles, pero no hay que alejarse nunca del sendero. La parte final se puede atacar directamente (exige superar una placa empinada) o bien rodear y buscar su ladera herbosa. Con todo, tirando de ironía, tal vez la mayor dificultad estriba en llegar al punto de partida...
BELLEZA DEL ITINERARIO: 5. Es un recorrido precioso, salvaje, muy variado. Es el Pirineo vasco, pero por un momento pensaremos que estamos en otras latitudes. Lo tiene todo.
IMPORTANCIA DE LA CUMBRE: 3.
Ya se pueden soltar los cinturones. ¿Le ha gustado el viaje?