lunes, 5 de mayo de 2008

EL SOBREPUERTO (Cicatrices de la despoblación)

Era una de las citas indiscutibles del año y la verdad es que no ha defraudado. Es más, ha superado todas las expectativas. El lunes nos fuimos cargados de ilusión al valle de Tena para conocer el recóndito valle del Sobrepuerto y ascender a una cumbre que más tarde lo anunciaré. Han sido dos días muy bien aprovechados en los que hemos conocido el mítico pueblo de Ainielle, convertido prácticamente en el símbolo de los pueblos deshabitados de España.
La primera vez que oí hablar de él fue hace una década en el programa de la ETB "Auñamendietan" (En los Pirineos), presentado por el ex ciclista Pello Ruiz Cabestany. Una ruta en BTT desde Oliván les sirvió para realizar un reportaje sobre Ainielle, pero por aquel entonces a mí me interesaban sólo las cumbres. El pueblo adquirió fama mundial desde que el escritor y periodista Julio Llamazares escribiera su maravillosa novela "La lluvia amarilla", ambientada en Ainielle, en la que se contaba la historia de su último habitante. La novela es muy triste, pero a mí me resultó francamente hermosa.
Total que desde comienzos de año veníamos ideando pernoctar dos noches en Biescas y conocer con fundamento todo aquello. Esta semana hemos podido ver de cerca las cicatrices de la desplobación del Sobrepuerto.
Ubicación: Sobrepuerto, Huesca.
Desnivel: 435m.
Distancia: 12km.
Duración: 3h y 30min.
Acceso: La salida para el valle la efectuaremos en Oliván. En la carretera que lleva desde Sabiñánigo a Biescas nos desviaremos en la salida de Oliván, bien señalizada. Una estrecha carretera lleva al pueblo, que es la entrada al Sobrepuerto, y que aún tiene vida.
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NOTA: Para recorrer la larguísima pista del Sobrepuerto se ha de hacer un trámite en el ayuntamiento de Biescas. Se necesita un permiso, sin pagar nada, y nos darán un papel rojo que lo pondremos en el salpicadero del coche. Hacedlo antes de la una del mediodía, hora de cierre del ayuntamiento.

Son las tres y cuarto de la tarde del lunes, ya hemos comido en Biescas, y nos disponemos a conocer el Sobrepuerto. Una parada camino a Oliván. Las nubes se ciernen sobre la sierra de la Partacua.
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Paramos en Oliván para dar un paseo. Nos recibe su espléndida iglesia románica.
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Le hacemos una visita.
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El pueblo vive tranquilo y sigue con vida porque la carretera de Biescas pasa cerca. Es la razón de su supervivencia.
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Ese cartel blanco en medio de la foto indica 'Susín, Ainielle'. Avanzamos por ahí, pero en unos metros la carretera se corta porque un tractor y una grúa están adecentando el asfalto. Por un momento veo que no vamos a poder progresar, pero uno de los obreros nos indica que por la parte de abajo de Oliván sale otra pista que lleva al Sobrepuerto. Estamos salvados.
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Recorremos durante veinte y cinco minutos la pista con el coche. Alternamos la primera marcha con la segunda, porque hay muchos baches y charcos, pero yendo despacio y con buena letra se puede progresar. Aparcamos el coche justo unos metros antes de pasar el río por segunda vez, antes del puente. Y comenzamos a andar camino de Ainielle.
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Hace un calor brutal y eso hace que estemos aún más nerviosos.
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En quince minutos llegamos a una curva muy pronunciada a la izquierda. Dejamos la pista que se dirige a Basarán.
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Y cogemos un sendero que sale a la izquierda.
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Que está señalizado.
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Ascendemos en fuerte pendiente entre el boj.
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Vemos el valle recorrido. Al fondo estaría Oliván. Al loro dónde estamos señores.
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Por ahí sigue la pista en dirección a Basarán, Cortillas, Cillas y Escartín, otros pueblos deshabitados del Sobrepuerto.
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Nosotros hemos cumplido con el ritual de leer el libro de Llamazares y hemos visto incluso el documental de La 2 emitido el pasado mes de mayo de 2007 (al final del reportaje tenéis el link). De modo que venimos bien informados a Ainielle.
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Ahí se ve la pista por donde hemos venido.
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Detrás de nosotros (al sur) empiezan a salir las primeras lomas del Oturia.
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El sendero empalma con el que viene de Bergusa, primer pueblo deshabitado del Sobrepuerto entrando desde el oeste (Oliván). Si se está atento, se puede ver desde la pista que hemos traído.
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Por ahí viene el sendero de Bergusa.
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Giramos a la derecha en la encrucijada y seguimos ascendiendo.
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El Oturia, cada vez más alto.
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Pasamos la barrera por las piedras de la derecha.
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Y vemos cómo el camino progresa por la ladera del fondo. Pensamos que Ainielle estará al otro lado del collado. Estamos cerca y seguimos comentando los detalles de la novela y el documental. Nos resulta increíble, como a todo el mundo que se acerca por aquí, que hubiera vida en estos lares. Es verdad que se ha montado una especie de circo en torno a Ainielle, eso no lo discuto, pero lo que es indiscutible es que sobrecoge el emplazamiento de la aldea.
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Seguimos por el matorral y, de repente, escuchamos cencerros de animales. Es ahí cuando mi padre me dice: "Mira, Ainielle".
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Madre mía, qué momento.
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Estamos a 1.335 metros de altitud y a cuatro horas andando de Biescas. Pues aquí se formó un pueblo de diez casas y una iglesia.
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Claro, aparecen las vacas. Las veníamos escuchando desde hacía un rato.
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Vemos muchos cerezos en flor. El camino, perfectamente balizado en todo momento, nos lleva a cruzar el riachuelo.
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Y a las 16:45 (una hora desde el coche y cuarenta y cinco minutos desde el desvío de la pista) llegamos a la primera casa, la mejor conservada de todas.
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De mediados del siglo XIX.
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Las vacas nos miran sorprendidas, preguntándose qué hacen estos dos por aquí. Por cierto, la sensación era curiosa porque el sitio es una explosión de soledad, pero los cencerros no paraban de sonar.
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A la izquierda (norte) vemos los bancales. Ya me diréis qué podrían plantar a esta altitud...
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Una vista general de la aldea. La verdad es que visitar este paraje produce tristeza, pero a la vez emoción. Rara vez he tenido problemas en escribir lo que sentía; ésta es una de ellas.
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Aquí estamos, un lunes a las cinco de la tarde, solos en Ainielle. Tremendo.
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Algunas casas están mejor conservadas, en la mayoría sólo hay ruinas. Las zarzas y las ortigas avanzan imparables.
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Había que vivir aquí señores, había que vivir aquí.
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Este edificio creemos que era la escuela, que supuso el principio del fin de Ainielle. Gracias a ella vieron que otra forma de vida era posible. Había por ahí más cosas que la mera supervivencia. Cuando terminéis con el reportaje, os invito a ver el documental.
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Entramos en la iglesia.
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Debajo de las piedras encontramos el tupper donde se guardan los cuadernos. Ahí escriben los visitantes sus sensaciones. Cuando se terminan se llevan al museo del Serrablo.
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Un vistazo desde el altar.
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Dejamos nuestra dedicatoria y un bolígrafo (hay como unos ocho, entre ellos el de TVE). Por cierto, en un cuaderno se ha corrido la tinta. Una pena. El que escribimos nosotros está empezado desde el pasado otoño y lleva una marcha tremenda. Se nota el movimiento que genera Ainielle. ¡Si hasta vimos una dedicatoria de una persona de Minnesota (USA)!
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Le saqué una foto porque a lo mejor alguien conoce esa marca de albóndigas.
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El cementerio está pegado a la iglesia.
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Sobresalen las lápidas.
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Es el edificio que mejor se conserva. Desconozco la data.
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Por delante de la iglesia parte el camino señalizado que baja hasta el molino.
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Seguimos fijándonos en el Oturia.
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Ahí abajo queda el molino; se accede en apenas diez minutos desde Ainielle.
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El riachuelo que pasa a su vera.
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El molino, que está rehabilitado.
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De aquí venía el agua que movía la rueda del molino.
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La tolva donde se introducía el cereal a moler, aunque mi padre duda de que pudieran plantarlo. Más bien se inclina por maíz.
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El Oturia, desde el molino.
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Regresamos a Ainielle y nos fijamos, al otro lado del barranco, en estos chopos. Por algo titulo Llamazares "La lluvia amarilla"...
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De vuelta a Ainielle.
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Ascendemos por el camino que os señalaba antes, ése que subía a un collado y que nos había desorientado. Podemos ver la Peña Oroel, allá en la Jacetania.
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Ahí delante tenemos el collado. Éste tenía que ser el camino principal al pueblo, es decir, tenían la salida natural hacia Otal y el valle de Ordesa (Broto).
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Vistas desde el collado. Son las 18:10.
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Desde el collado a la derecha se accede a Basarán (de vuelta a la pista) y por la izquierda el camino sigue a Otal, otro pueblo perdido.
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Fijaros que hemos pasado por la liturgia de leer la novela, hemos visto el documental, y leído cantidad de información sobre Ainielle, pero sigue sorprendiendo el hecho de que vivieran aquí. Entendemos que el origen del pueblo debió de ser pastoril (he estado llamando al museo del Serrablo para informarme, pero no hay manera de localizarlos).
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Cruzamos el riachuelo.
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Y abandonamos Ainielle con una mezcla de alegría por haberlo por fin conocido, pero llenos de melancolía por todo lo que supone. Hay que estar aquí para sentirlo, de verdad.
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A las 19:15 arribamos al coche, tres horas y media después de haber partido. El atardecer en la sierra de Partacua está precioso.
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Me acerco a Susín, al que no hemos podido acceder porque la pista estaba en muy malas condiciones. Otra vez lo haremos andando; hoy no tenemos tiempo. Teníamos pensado ver el atardecer desde allí, que me han dicho que es formidable, y guardaba esperanzas de poder charlar con Angelines Villacampa, la única habitante. En fin, volveré.
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De vuelta a Biescas, hacemos alguna parada porque la cámara lo pide con insistencia.
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Oliván a la izquierda y Susín, colgado, a la derecha.
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Bueno señores, toca retirada. Mañana nos espera el Oturia (foto sacada desde las inmediaciones de Ainielle).
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Os dejo el link del documental que echó La 2, que me lo pasó amablemente un profesor de la universidad de Zaragoza. Debéis pinchar en las tres cámaras que veis a la derecha (consta de tres partes). La pantalla es pequeña y se escucha bastante mal, pero enseguida te acostumbras. Merece la pena verlo y leer la novela de Llamazares antes de ir a Ainielle, así te impregnas de todo aquello y estarás deseando visitarlo. Creo que a mucha gente le sucede lo mismo. ver documental
Os dejo un mapa del Google Earth para que os hagáis una idea de dónde queda el pueblo.
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LAS NOTAS (La escala es del 1 al 5):
DIFICULTAD: 1. Ruta sin complicaciones. Ascenderemos mediante pistas y sendas, bien balizadas en todo momento.
BELLEZA DEL ITINERARIO: 2,5. El camino en sí no es muy bonito -la vegetación consiste en matorral, boj y quejigo-, pero la emoción invade al conocer Ainielle. Es una ruta sentimental.
Continuará...

11 comentarios:

Toñi dijo...

Me han gustado mucho tu reportaje fotográfico, es muy completo. También tenía mucha ilusión por visitar Ainielle desde que leí el libro de LLamazares. Tuve oportunidad de hacerlo el otoño pasado en una excursión que organizó la Asociación Cultural O' Cumo de Oliván "La Senda Amarilla" 1ª Ruta de la memoria Oliván-Ainielle. Fuimos caminando desde Oliván por sendero pasando por Berbusa. Si quieres conocer los orígenes y toda la historia de Ainielle hasta su despoblación te recomiendo el libro de Enríque Satué "Ainielle. La memoria amarilla" de la Editorial Prames "Temas aragones"; el prólogo, como no, es de Julio LLamazares. El libro es muy completo, cuenta como se "sobrevivía" en Sobrepuerto, hay fotografías que muestran como se va deteriorando el pueblo, otras de antiguos habitantes (familiares del autor, la madre de Satué era de allí). A mí que igual que a tí me emocionó mucho La Lluvia amarilla me impresionó conocer como realmente se vivió allí antes del abandono del pueblo. Un saludo y buena senda.

jefoce dijo...

Hola Toñi, muy amable por el comentario. Llevo tiempo detrás de Enrique Satué para charlar largo y tendido sobre el tema, y tengo muchas ganas de leer ese libro. Trabajo en un periódico y a lo mejor le encuentro salida a modo de un reportaje. Un fuerte abrazo compañero.

Sonia dijo...

Felicidades por el reportaje.

Cuando yo era pequeñaja,a la vuelta de unas vacaciones por el pirineo Aragones , mi padre y yo nos topemos con este libro"La lluvia amarilla",lo desconociamos totalmente.

Desconozco Ainielle desde entonces y es algo que tengo pendiente de visitar.Aún así , conozco otros muchos pueblos aragoneses que por despoblación o expropiación ya no vive nadie.Se te encoge el alma.

Un saludo

jefoce dijo...

Hola Sonia, gracias por el comentario. La verdad es que tienes razón, sientes algo especial cuando visitas parajes despoblados. Es como una mezcla de sensaciones. Te digo lo que a todo el mundo, no dudes en visitar Ainielle. Un saludo.

ldiegoes dijo...

Que soledad tío, que soledad y que desolación el pueblo abandonado...

Hay sitios reconditos que no debe conocer nadie o contadas personas...

ya quiero ver los siguientes reports.

jefoce dijo...

Hay que estar ahí para sentirlo Luis, de verdad. Me alegro de que te haya gustado el repor. Y tienes razón, bastante circo hay ya en torno a Ainielle... Un saludo.

José A. Julián dijo...

Me ha encantado el reportaje. Enhorabuena.

Ha sido un placer ayudarte.

Un abrazo de un humilde profesor.

Luis Piñana dijo...

Buenas a todos! Muy bueno el reportaje. Por cierto, cuando hiciste la excursión? Yo estuve la última vez en julio del año pasado a limpiar zarzas, escaramujos y sauqueros que había y parece en tus fotos que aún se nota la poda... En dos o tres semanas volverá a subir a repasarlo y a enseñar el valle a mi hija, que tiene 3 meses y ya tiene ganas de conocer el pueblo que le ha dado el nombre, Ainielle.
PD, al que le haya gustado la sensación que produce visitar Ainielle, le invitaría que se pasara por Otal, Escartín, Burgasé (probablemente el mas bonito de todos), Sasé, Otín, Morcat, Trillo, Atiart, etc... antes de que sea demasiado tarde, un abrazo

jefoce dijo...

Hola Luis, muy amable por el comentario (sinto contestar tan tarde). Visitamos Ainielle la tarde del 5 de mayo, en una jornada sumamente emotiva. Las zarzas y las malas hierbas avanzan imparables, pero se nota el trajín que genera el pueblo. Conozco el resto de pueblos del Sobrepuerto desde las alturas; algún día tocará visitarlos (Otal, Escartín, Bergua...). Un fuerte abrazo compañero.

Caminante dijo...

Esta página se parece muchísimo, hasta en el nombre y también diría el protagonista de las fotos, a una que vi ayer: mendiak.net
Tanto esta como la tuya, las encontré buscando cosas de Sobrepuerto, donde he estado este verano, sitio al que he ido intermitentemente -Bergua- desde hace... 23 años.
Como tú si tienes apdo. de comentarios y quizá tengas relación con la otra te digo...
Copié una foto porque venían puestos los nombres de otra hecha por mí similar.
La publicaré con la crónica que he confeccionado en mi blog mencionando, como siemore hago con los textos y fotos ajenas, al autor y su "sitio" -enlazado-.

Si esto te suena a chino... olvídalo.
Buena noche: PAQUITA

jefoce dijo...

Buenas noches Caminante, gracias por el comentario. Efectivamente, el reportaje que viste en la web de Mendiak es mío también. Es una zona que nos encantó, nos encandiló. Ya leeré tu crónica. Un saludo.