Viene de aquí: ver repor
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El miércoles hicimos uno de esos viajes por las carreteras secundarias que tanto me apasionan. Había muchos planes en cartera pero teníamos todo el día por delante, de manera que la receta para ir cumpliendo los objetivos fue el sosiego. Y eso que lo que fuimos viendo era una verdadera maravilla. Por la zona de Luchon, en concreto, disfrutamos de un skyline brutal. Uno de los mejores del Pirineo.
Para empezar, el amanecer en el valle del Aure fue soberbio.
Queremos ir a Luchon pero, en vez de bajar a Arreau para tomar la clásica ruta del Peyresourde (que luego subiremos), nos adentramos por un puerto secundario: el col de Azet. Éste es su pueblo homónimo, ubicado en un balcón con vistas al valle.
Nos vuelven a llamar la atención los abruptos desniveles, los pueblos coquetos, la grandiosidad de las montañas. Uno se siente abrumado muchas veces en el Pirineo francés, como si te llevaras la impresión de que sus montañas son más altas, más inaccesibles, más salvajes.
Coronamos el primer puerto de la jornada mientras el Arbizon, altivo, domina el valle.
Al otro lado, ,uy cerca, tenemos la estación de esquí de Val Louron.
Un rápido descenso nos deja en el lago de Loudenvielle, una chulada. No conocíamos nada de este sector del Pirineo, siempre buscando los mismos destinos por comodidad, por vagancia, por familiaridad, así que vamos con la boca abierta.
Nos llevamos una agradable sorpresa con la ermita de Saint Pé.
Y ya que estamos aquí, también nos acercamos por primera vez a las granjas de Astau, punto de partida de uno de los itinerarios mas míticos del Pirineo: lago de Oo, refugio de Espingo, refugio de Portillón...
Me acerco a varios de los tresmiles de esta zona.
Bagneres de Luchon nos recibe con un mercado y calor, mucho calor.
Tras pegarnos un buen homenaje a base de carne, se me enciende la bombilla y subimos hasta la estación de Superbagneres. Una gran idea porque, desde mi punto de vista, este puerto posee una de las panorámicas más espectaculares de toda la cordillera. Es nuestra primera vez y tenemos una visibilidad extraordinaria, de manera que el recuerdo será brutal. Menudo skyline.
Sí, sí, no se pongan nerviosos, el mismísimo Aneto y sus compinches.
Encontramos la estación llena de turistas, de puestos ambulantes, de gente disfrutando del sol, aunque nos llevamos la sensación de que la niebla hará estragos en este punto.
Nos asomamos a Luchon, hoy bulliciosa.
Estampas encantadoras.
Tenemos toda la tarde para volver a Saint Lary y, como ya conocen nuestras debilidades, no lo vamos a hacer por la ruta de la mañana. No. Tenemos la llave del port de Balés (sí, donde pinchó Andy Schleck) y hacemos tiempo en Bourg d'Oueil, una de esas localidades donde te das cuenta de que el tiempo avanza más despacio.
Sí, a nosotros nos mueve la pasión por las montañas, pero cómo nos gusta indagar también por los recovecos de estos pueblos.
Con sus iglesias modestas pero no por ello descuidadas.
Como tantas otras veces sucede en el piedemonte galo, coronamos el alto y nos vemos engullidos por la niebla. La cámara no vuelve a salir hasta la localidad de Mauléon-Barousse, en la cabecera de un valle que descubrí gracias a Lorenzo Mejino, viajero empedernido y amante como yo de las carreteras secundarias.
El colofón, la guinda, viene con la visita, por segunda vez en mi caso, de Saint Bertrand de Comminges. Aquí estuve en abril y vuelto a estar en agosto.
Una jornada entrañable, repleta de visitas tractivas, que puso punto final a nuestro periplo por Saint Lary. Al día siguiente retornamos a casa por el túnel de Bielsa. ¿Por qué? Para no volver por donde habíamos venido. Y también para comprobar que por mucho túnel de Fiscal que haya, el retorno a casa siempre es más largo por España...
miércoles, 1 de agosto de 2012
LOUDENVIELLE Y LUCHON (Uno de los mejores skyline del Pirineo)
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